lunes, 28 de mayo de 2012

VIDEO MUSICAL SOY COMUNA 13

Compartimos este video musical Soy comuna 13, realizado por Documental amarillo y Klan 2ble H13.

https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=A0XAwPsflNI

MARISCAL: 10 AÑOS La Esperanza Persiste

A las 3:00 de la madrugada del 21 de mayo de 2002 comenzó la tercera parte de la pesadilla particular de la Comuna 13. Después de las operaciones militares Otoño y Contrafuego, el 24 y 29 de febrero de ese año, y una serie de amenazas, persecuciones y homicidios desde 1999, los habitantes de la zona cargaban con la temible certeza de que se avecinaban días peores.

Sin embargo no dejaron de sorprender las ráfagas de fusil que se desataron sin que despuntara siquiera la mañana y la negrura que reinaba en los barrios 20 de Julio, El Salado, Las Independencias y Nuevos Conquistadores, donde tanques del Ejército Nacional destruyeron un transformador de energía para dar comienzo a la Operación Mariscal.

Ni dejaron de sorprender los mil efectivos de la Policía, el Ejército, el DAS, el CTI, la Fuerza Aérea Colombiana, la Fiscalía y la Procuraduría que tomaban posiciones en las callejuelas y las escaleras que atraviesan la Comuna, amenazando a todo aquel que osara sacar la cabeza para ver qué ocurría y arremetiendo contra la población con ametralladoras M60, fusiles y helicópteros artillados.

Al parecer iban tras los integrantes de las FARC–EP, el ELN y los Comandos Armados del Pueblo (CAP), pero las ráfagas indiscriminadas terminaron perforando los muros, techos y ventanas de un sinnúmero de casas endebles, donde sus ocupantes nunca –ni en ese entonces ni en la actualidad– se han sentido seguros ante los disparos cruzados.

Después de doce horas y media se contaban nueve personas muertas, entre ellas dos amas de casa y cuatro niños, y aproximadamente 37 heridas. Además fueron detenidas arbitrariamente otras 55 personas.

Tras diez años de su asesinato, a las madres de Yiseth Adriana Tascón, María Isabel Jaramillo, Jorge Alexander Bustamante y John Wilmar Ayala, los cuatro niños víctimas de las balas durante las primeras doce horas de la Operación Mariscal, no dejan de aguárseles los ojos y de compungirse ante el recuerdo de las aventuras infantiles y los grandes sueños de sus hijos.

Ni dejan de dolerse por todas las vidas que se han perdido desde entonces, por las de quienes han muerto por el efecto de las balas, las de quienes han padecido largas y dolorosas enfermedades que encuentran su génesis en el miedo y la intranquilidad, las de los jóvenes cuyas posibilidades de estudio y trabajo son tan escasas como los alimentos en las despensas de sus casas de cartón, las de los niños que hoy son obligados –por las armas y las circunstancias– a vincularse a bandas criminales. Por la certeza de que a sus hijos y nietos “los disfrutaremos poquitico”.

El terror que campea por la Comuna 13 desde finales de la década del noventa, ha estado acompañado por la impunidad. Pese a las innumerables violaciones a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario, tan sólo dos miembros de la Policía Nacional, el brigadier general José Leonardo Gallego Castrillón y el coronel Álvaro Botero Mejía, han sido sancionados. Y el Estado colombiano condenado por la muerte de Martha Janeth Correa Murillo.

Pese a que nada se dice con respecto a los intereses soterrados que se posan sobre la Comuna 13, ni de los altos mandos militares, ni de los políticos que han respaldado los desmanes y excesos de la Fuerza Pública; los habitantes de este resquicio de la ciudad continúan exigiendo verdad, justicia y reparación integral, continúan reuniéndose alrededor de la vida y la memoria de sus víctimas, continúan diciéndole a la ciudad que el conflicto en la Comuna 13 no es de la Comuna 13, es de un país en el que la vida digna no es una garantía sino un privilegio.

UNA DÉCADA DE IMPUNIDAD TRAS LA OPERACIÓN MARISCAL

Soy Comuna 13, donde la memoria y la vida son presente

Pocas personas notaron que a las 3:00 de la madrugada, del 21 de mayo de 2002, se quedaron a oscuras los barrios 20 de Julio, El Salado, Las Independencias y Nuevos Conquistadores, de la Comuna 13 de Medellín, cuando tanques del Ejército Nacional destruyeron un transformador de energía para dar comienzo a la Operación Mariscal, la tercera de las seis que se desarrollarían a lo largo del año con el propósito de exterminar a las organizaciones insurgentes que operaban en la zona.
Yiseth Adriana Tascón Olarte (11 años), estudiante asesinada en desarrollo de la Operación Mariscal en la Comuna 13 de MedellínDurante doce horas y media mil efectivos de la Policía, el Ejército, el DAS, el CTI, la Fuerza Aérea Colombiana, la Fiscalía y la Procuraduría arremetieron contra la población con ametralladoras M60, fusiles y helicópteros artillados.
Sus disparos, aparentemente dirigidos contra integrantes de las FARC–EP, el ELN y los Comandos Armados del Pueblo (CAP), terminaron perforando muros, techos, ventanas, dejando nueve personas muertas, entre ellos varios niños, y 38 más heridas.
Venciendo el miedo, antes del medio día algunas personas salieron espontáneamente a la calle, elevando sábanas blancas como símbolo de protección para pedir que les permitieran llevar a los heridos al centro de salud más cercano. Cualquier petición o exigencia fue respondida con el silbido de las balas, cualquier reclamo fue asumido como palabras de guerrilleros. La comunidad toda fue estigmatizada.
Sin orden judicial alguna, miembros de la Fuerza Pública entraron a las casas, las registraron, hurtaron enceres y alimentos, y finalmente detuvieron arbitrariamente a 55 personas.
Tras diez años, sólo se ha logrado la destitución por cinco años del entonces Comandante de la Policía Metropolitana, Brigadier General José Leonardo Gallego, y la condena a la Nación por la muerte de Martha Janeth Correa.
El Ministerio Público calificó como desproporcionados los “disparos de ráfagas indiscriminadas que hacían blanco en las humildes viviendas del vasto sector habitado por 4.000 personas, dando al traste con la vida de dos amas de casa y cuatro niños, quienes por lo endebles de los materiales de construcción de sus hogares, no pudieron protegerse de los disparos cruzados, amén de otras personas, que murieron en las puertas de sus casas cuando trataban de auxiliar a los heridos”.
La impunidad continúa campante por la Comuna 13, mientras sus habitantes se reúnen alrededor de la vida y la memoria, mientras se organizan los jóvenes, las madres, las víctimas.
Hoy se puede asegurar que se sigue en la lucha
Op._Mariscal_3Y de que seguimos aunque la ayuda no sea mucha
Y que se escuchan mucho más gritos de esperanza
Que mantenemos fuertes unidos como una alianza
Se reconstruye la fe, poco a poco se avanza
Formando organizaciones que nos devuelven la confianza
Ante una guerra que arrasa
Soy comuna 13, mi barrio, mi tierra, mi gente, mi casa.
Soy Comuna 13, Klan 2ble H 13