lunes, 29 de octubre de 2012

A 10 AÑOS DE LA OPERACIÓN ORIÓN EN LA COMUNA 13: UNA TRAGEDIA INCONCLUSA

Alejandro Matos, Intermón Oxfam 

Saludo de Oxfam Intermón a la Comisión Internacional de Esclarecimiento
Medellín, 16 de octubre de 2012

Fotografía: Creación Libertaria

Para Intermón Oxfam es un gran honor y una gran responsabilidad apoyar a esta Comisión Internacional de Esclarecimiento sobre los hechos ocurridos en la Comuna 13 hace ahora 10 años.
Indudablemente, lo acontecido entonces fue y sigue siendo una tragedia. Para los griegos la tragedia estaba compuesta por tres elementos: las peripecias o los hechos; la anagnórisis o reconocimiento, que es el camino que se recorre desde la ignorancia al conocimiento; y, por último, el lance patético que es el evento en el que todo cambia de sentido y la tragedia se resuelve y encuentra su fin.
1. Las peripecias o eventos acaecidos hace 10 años los conocen la mayoría de los pobladores. Fueron hechos criminales que violaron los Derechos Humanos de los habitantes de la Comuna 13 y que infringieron las más elementales normas del Derecho Internacional Humanitario.
2. En estos diez años hemos tenido que escuchar y leer muchas interpretaciones sobre lo sucedido. El reconocimiento o interpretación de los hechos ha sido de lo más variopinto. El proceso de traer de la ignorancia al conocimiento a la operación Orión no ha estado exento de dolor e indignación. Esta Comisión Internacional de Esclarecimiento forma parte de este proceso de anagnórisis, de hacer un hueco a la verdad (y a la justicia) en la memoria.

En el ámbito de la oficialidad se ha puesto en boga el tema de la memoria. Aristóteles sostenía que el vínculo entre el Arte y la oratoria era lo verosímil. Y la historia oficial se está construyendo de esa manera, no sobre la verdad (tampoco sobre la justicia) sino sobre lo verosímil, porque cuando arte y oratoria entran en conflicto lo verosímil se pone de parte de los sofismas de la oratoria, en detrimento de la belleza del arte.
 
Expliquémonos. Si yo quisiera exponer al auditorio qué es un caballo, podría tener tres vías para hacerlo: la mentira, la media verdad o lo verosímil, y una de las variadas perspectivas de la verdad.
a. La mentira sería decir que un caballo es un animal anfibio, con aletas, que vive en el mar y respira por branquias. Lo interesante de decir una mentira es que ninguno de ustedes me creería porque sabrían que estoy mintiendo. Eso es lo que pasa por lo general con inmediatez al acontecer de hechos criminales: la oficialidad nos cuenta, a través de los medios de comunicación, una historia que es más bien un cuento que nadie se cree. Por arrancarnos un poco del contexto colombiano: cuando Al Qaeda puso varias bombas en Madrid el 11 de marzo de 2004, tres días antes de las elecciones a la presidencia, matando a 192 personas, el presidente José María Aznar se apresuró a responsabilizar a ETA de las mismas y tal acusación era tan inverosímil, tan poco creíble que unas elecciones que podría haber ganado por mayoría absoluta las perdió, porque una parte importante del electorado consideró que mentía.
b. Una segunda opción es la media verdad que con frecuencia es verosímil. En el caso del caballo podría describirles que es cuadrúpedo, de la familia de los equinos, con cola y crin, herbívoro, con cascos en las patas, con un cuerno entre los ojos y unas alas en los costados. Esta clase de descripción es verosímil, tiene elementos de verdad pero es una media verdad. Lo que he descrito es un unicornio, que ni siquiera existe, no un caballo. Pero ha sido una descripción verosímil, sobre todo para aquellas personas que no han estado atentas hasta el final como le suele suceder a la opinión pública. A mi entender esta ejemplificación es el gran riesgo que estamos corriendo en Colombia en estos momentos. La historia oficial actual comienza a narrarse a través de libros de memoria, de películas, de artículos y editoriales, de tertulias radiales y televisivas, de un modo verosímil, que cuenta una parte de la verdad pero no toda la verdad. Los agentes del Estado, su responsabilidad en los crímenes, la participación directa en el conflicto, en la guerra sucia, son elementos difuminados, unas veces mediante la teoría de las manzanas podridas y otras directamente eliminando su participación en estas tragedias. A partir de una lectura sesgada de las versiones libres de los paramilitares en el marco de la ley 975, se experimenta en el país una construcción apresurada de la historia en la que las décadas de conflicto y violencia sociopolítica parecen ajustarse a una pelea entre paramilitares y guerrilleros en la que quedó en medio la población civil, una parte de la cual llegó a ser víctima. El Estado, a lo máximo que se le llega a responsabilizar en estas historias, es de no estar presente, como si, primero, una parte del mismo no hubiera participado directamente en los hechos criminales y, segundo, como si la omisión no fuera también parte de la responsabilidad los crímenes cometidos. Desafortunada y preocupantemente, se está narrando una historia en Colombia que tiene dos actores, los paramilitares y las guerrillas, un actor invitado para mostrar cuando conviene, las victimas, y no hay más reparto de papeles. Y lo peor, es una historia que para una mayoría de la población es creíble, verosímil, aunque no por ello deja de ser una peligrosa media verdad.
c. Una tercera opción es que les describa el caballo con todos los elementos del mismo, sin cuernos ni alas. No obstante, deberíamos ser conscientes de que no puedo describir EL caballo, a no ser que describa una secuencia genética de ADN. En cuanto lo describo con sus características físicas, estaré abordando una clase de caballo: quizá un caballo purasangre árabe, quizá un caballo de tiro irlandés, quizá un pony australiano… quizá un caballo de paso fino. Considero que este es uno de los retos de la Comisión Internacional de Esclarecimiento de la Comuna 13: aportar verdad a esta historia siguiendo los parámetros del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario; una comisión que escuche a los pobladores y a las víctimas y les crea, y que luego informe a la opinión pública y a las autoridades de lo que ha escuchado interpretándolo según sus parámetros. Puede ser que de todo ello surja una historia basada en la verdad por in-creíble e in-verosimil que esta verdad pueda llegar a ser si nos narra unos hechos en los que además de los paramilitares y las guerrillas, nos advierte de la participación de actores legales, de altos mandos, de altos políticos que quizá muchos pobladores de la Comuna 13 llegaron a votar libremente en las urnas.
3. Como decía Aristóteles, la tragedia está incompleta si no culmina con un lance heroico en el que toda la trama cambia y encuentra su sentido. En nuestro lenguaje colombiano, la tragedia de la Comuna 13 tendrá su lance heroico y, por tanto, su desenlace cuando haya verdad, justicia y reparación para las víctimas, como garantía de no repetición para los que siguen viviendo, sean víctimas o no lo sean. Y de ese desenlace no estamos ni cerca.
Quisiera terminar, en primer lugar, deseando los mayores éxitos a la Comisión Internacional; en segundo lugar, reconociendo la valentía y coraje de ONGs como la Corporación Jurídica Libertad, de personas como la Hermana Rosa y de los pobladores de la Comuna 13 que 10 años después siguen en la brecha de la exigibilidad; y por último, recordando a todos los que generan elementos para narrar la historia, las palabras de Marco Tulio Cicerón: “La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio.”
Muchas gracias.
 

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