LAS VÍCTIMAS “TIENEN LA PALABRA”
Informe preliminar de la Comisión Internacional de Esclarecimiento
Teatro Luis Felipe Vélez de ADIDA
Teatro Luis Felipe Vélez de ADIDA
Comisionados
Luz Marina Monzón Cifuentes, Colombia | Santiago Corcuera Cabezut, México | ||
Michael Reed Hurtado, Colombia | Carlos Fazio Varela, Uruguay | ||
Elias Guillermo Levi, Argentina | Helen Mack, Guatemala |
Porque
no se puede silenciar la historia, porque los recuerdos del horror
están presentes, porque las grandes mayorías no saben que todo es
posible, porque debemos reintegrar a la memoria colectiva lo que de
olvidarse retornaría, nosotros, miembros de la Comisión Internacional de
Esclarecimiento, convocados por las víctimas de la Comuna Trece de
Medellín a diez años de la Operación Orión −ejecutada por fuerzas
militares y policiales del Estado colombiano en coadyuvancia de
autoridades judiciales−, queremos brindar un balance preliminar a partir
de los testimonios y documentos recibidos, y de lo que pudimos observar
in situ.
Con
ese ánimo nos acercamos al lugar de los hechos y conversamos con
distintos actores. Pudimos recoger que el 16 octubre de 2002, tras una
veintena de operaciones de la Fuerza Pública, precedentes, dio inicio
una operación militar conjunta en un área urbana reducida y densamente
poblada, en horas de la madrugada, con el objetivo estatal de recuperar
territorio y el monopolio de la fuerza.
Las
autoridades policiales y militares arguyen que en la Comuna 13 había
una situación de caos, producido por el accionar de grupos insurgentes,
contra los cuales se desplegó una acción ofensiva bajo la lógica de
combate a un enemigo interno, definido como “terrorista”. En la acción
participaron comandos de elite especializados en guerra urbana, y de
acuerdo con los testimonios de víctimas y de los representantes de los
órganos de control, la fuerza pública utilizó tanquetas y helicópteros
artillados realizando ametrallamientos indiscriminados que provocaron
daño, heridos (incluso niños) y terror en la población. Elementos
uniformados, incluyendo agentes del Cuerpo Técnico de Investigación,
guiados por civiles encapuchados (informantes) irrumpieron en
viviendas y procedieron a la captura de personas, en la mayoría de los
casos, sin las órdenes respectivas. En principio, la modalidad guerrera
utilizada en la Operación Orión parece haber violado el principio de
distinción y proporcionalidad, ya que se hizo un uso desproporcionado de
la fuerza y afectó gravemente a la población de la Comuna, lo que pone
en cuestión la legitimidad y legalidad de la acción.
En
un recorrido por distintos barrios de la Comuna −desde la llamada casa
Orión hasta La Escombrera (un lugar utilizado como cementerio
clandestino de detenidos-desaparecidos), pasando por Belencito, El
Corazón, Villa Laura, El Salado, Eduardo Santos y Las Independencias−,
pudimos constatar que a diez años de los hechos persiste en la zona un
amplio despliegue territorial policial-militar, incrustado incluso en
viviendas particulares. Sin embargo, también fuimos alertados de la
persistencia del accionar de agrupaciones paramilitares y bandas
delincuenciales vinculadas a la economía criminal.
Durante
las audiencias públicas de los días 16, 17 y 18 de octubre, recibimos
testimonios, documentales y denuncias sobre la aparición de cuerpos
mutilados y decapitados (lo que habla de la práctica de la tortura
previa a la ejecución extrajudicial); la existencia de fosas comunes
clandestinas; acciones de escarmiento contra familias de presuntos
subversivos, con saqueo, destrucción e incendio de viviendas y el
desplazamiento forzado de sus moradores; así como el reclutamiento
forzoso, principalmente de jóvenes. Todas estas actividades tuvieron el
efecto de destruir el tejido social comunitario autogestionario,
preexistente en la Comuna 13.
Como resultado de nuestras observaciones, presentamos algunas consideraciones preliminares:
En
primer lugar, la comisión extiende un reconocimiento al proceso de
organización de las víctimas de la Comuna 13. Su articulación en torno a
la verdad, la justicia y la reparación es admirable, en particular dada
la adversidad que implica encarar todos los prejuicios que se derivan
del señalamiento y de la estigmatización que se han erigido en su
contra. La fuerza, la vitalidad y la perseverancia de las víctimas se
sobreponen a las difíciles condiciones de vida, que incluyen la
inseguridad y el terror todavía vigentes, y el desarraigo provocado.
En
segundo lugar, la comisión expresa su preocupación en relación con la
información que recibió sobre la concatenación de eventos que, a partir
de 2002, se habrían puesto en marcha en contra de las y los ciudadanos
habitantes de la Comuna 13. Las violaciones resultantes de las sucesivas
operaciones policiales y militares desarrolladas ese año, incluida la
Operación Orión, y la denunciada posterior asunción del control del
territorio y la comunidad por parte de grupos de paramilitares, ponen en
entredicho el ejercicio del poder público. Los actos de desaparición
forzada, las ejecuciones, tortura, el hostigamiento y detenciones
arbitrarias que han sido valientemente denunciados privan de legitimidad
el uso de la fuerza conforme a los estándares constitucionales e
internacionales de derechos humanos y cuestionan seriamente la
argumentación oficial sobre la planeación y conducción de dicha
operación, que incluyó un ataque armado indiscriminado contra un centro
de vida comunitaria con el alto saldo de víctimas civiles no
combatientes. Situación que resulta más grave cuando organismos de
control y de defensa de derechos humanos vieron seriamente limitado el
ejercicio de sus funciones, a través de la coacción y las amenazas.
Por
esa razón y en tercer lugar, la comisión expresa su desconcierto por la
ausencia de avances procesales en las investigaciones penales y
disciplinarias por los graves hechos que han sido denunciados por
familiares y por víctimas directas que incluyen desapariciones forzadas,
ejecuciones, torturas y detenciones arbitrarias. La ausencia de
actividad por parte de la Fiscalía General de la Nación y la
Procuraduría General de la Nación compromete la responsabilidad del
Estado por incumplimiento de sus deberes según el derecho internacional
de los derechos humanos, particularmente por la ausencia de diligencia
debida en la investigación de graves violaciones a derechos humanos. La
impunidad que califica esos hechos une la perpetración de los delitos
con el ejercicio de la autoridad.
En
cuarto lugar, la Comisión expresa su preocupación por la situación en
que se encuentran las víctimas de los hechos ocurridos en la Comuna 13
en relación con la desaparición de sus seres queridos. Aunque existe
información disponible en manos de las autoridades y es de conocimiento
público que pueden existir fosas comunes con personas desaparecidas en
La Escombrera y La Arenera no sólo no han sido objeto de medidas de
protección o preservación para la búsqueda y recuperación de los restos,
sino que tampoco se han tomado medidas para suspender el depósito
sistemático y creciente de desechos y construcción de viviendas.
La
Comisión ha constatado durante su visita a “La Escombrera” y en los
testimonios escuchados de los familiares, la falta de respuesta y de
avances en las investigaciones. La información suministrada por las
autoridades indica que no han determinado el número total de las
personas desaparecidas previo, durante y posterior a la Operación Orión.
Las organizaciones de derechos humanos y de víctimas, han documentado
al menos 92 casos y los paramilitares indicarían que son al menos 300
cuerpos allí mutilados. Es urgente que se elabore un Plan de Búsqueda
que parta de una investigación preliminar que incluya la participación
de las víctimas e informándolas de su desarrollo y que asegure una
coordinación adecuada de todas las instituciones del Estado con
responsabilidad en la búsqueda, recuperación, identificación y entrega
digna de los desaparecidos.
Debemos recordar que tal como lo ha indicado la Corte Interamericana de Derechos Humanos,“la
privación de la verdad acerca del paradero de una víctima de
desaparición forzada acarrea una forma de trato cruel e inhumano para
los familiares cercanos”[1]. Sin dejar de recordar que la desaparición forzada es un crimen que se sigue perpetrando de manera continua.
En
quinto lugar, la comisión llama la atención que además de los daños
causados a las víctimas y sus familiares, la violencia ejercida contra
la población de la Comuna 13 implicó destrucción social. Igualmente,
generó un estigma sobre las víctimas para justificar la violencia en
contra de ellas. Sus familiares piden que su reputación y su buen nombre
sean restablecidos y que se reconozcan las violaciones cometidas.
Recuerda la comisión que la condición de víctima es independiente del
quehacer de las personas. El temor y la zozobra que se implantaron
mediante la arbitrariedad de las fuerzas oficiales y paramilitares, y la
de los grupos guerrilleros acallaron procesos sociales y restaron o
anularon autonomía a la expresión comunitaria. El efecto coercitivo de
la violencia sigue siendo palpable. Sigue el terror. Continúa el miedo
paralizante, disciplinador, como resultado de técnicas de guerra
psicológica.
Elie
Wiesel, sobreviviente de los campos de concentración nazis, al recibir
en 1986 el premio Nobel de Paz, manifestó que “lo que todas las víctimas
necesitan, sobre todo, es saber que no están solas; que no las estamos
olvidando, que cuando sus voces sean ahogadas debemos prestarles las
nuestras, que mientras su libertad dependa de la nuestra, la calidad de
nuestra libertad depende de la suya”[2].
Esperamos contribuir al reconocimiento de las víctimas de la Comuna 13 y
hacer eco de cómo nombran lo que les pasó y lo que les está pasando.
Ellas tienen la palabra.
Pensamos
que es necesario conocer la verdad histórica de los hechos y que se
haga justicia. Y que todo ese daño debe ser reparado. En todo caso,
reconocemos y enaltecemos los procesos organizativos que hemos conocido,
particularmente los de mujeres y jóvenes, que además de luchar contra
el olvido y la negación acogen con coraje la vida y encaran con
admirable dignidad su día a día, recordando a sus seres queridos.
[1] Caso González Medida y Familiares v. República Dominicana, 27 de febrero de 2012, párr. 270.
[2] Elie Wiesel, Night,
The Nobel Prize acceptance speech delivered by Elie Wiesel in Oslo on
December 10, 1986. New York, Hill and Wang (2006), p.117-120. Traducción
libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario